Papá

La convivencia humana ha sufrido los siete sufrires hasta llegar a donde está hoy, es decir, en pañales. Aún siendo así, nos vemos en la obligación de reconocer que se ha avanzado mucho y ya no pasan las cosas que antaño pasaban. Ya no hay diluvios universales, ni glaciaciones de milenios; ya no hay nada de eso, sólo hay papás.
Un papá sucede a otro como ocurre en el Vaticano. «Papa» quiere rendir un homenaje a todos los papás anteriores por tres razones fundamentales:
1. Porque sin ellos seríamos unos donnadies.
2. Porque se lo merecen.
y 3. Porque la Constitución nos reconoce ese derecho.
«Papá» comienza por donde comienza todo,
por la nada. La nada es el caldo de cultivo de todo lo demás y así se hace constar en el capítulo dedicado a las sopas. A partir de ese instante los acontecimientos se van haciendo claros y precisos en la mente del lector, hasta tal punto que, en determinado momento del libro, las piezas inconexas al principio, se funden con gran algarabía.
Cuando usted creía que ya había hecho todo en la vida, «Papá» le descubre que no es cierto, que todos los «papás» han hecho cosas muy distintas. 

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