La enciclopedia morada


Para los que no estudiaron la letra pequeña en el
bachicherato.
Una primera lectura de la ENCICLOPEDIA MORADA podría hacernos concebir una idea predeterminada de lo que se trata en ella, pero una segunda lectura nos la hará más agradable y ejemplar. Cuando vayamos por la tercera lectura, la ENCICLOPEDIA MORADA nos dará otra dimensión de su validez en el campo de las letras, de las ciencias y de los algarrobos. La verdadera esencia de la ENCICLOPEDIA no se alcanza hasta una quinta lectura, que es cuando los personajes desdibujados en los primeros capítulos afloran con toda su fuerza y nos llevan al conocimiento de las cosas. Por ejemplo, en su página 654 dice:


«Soñé que te quería
soñé que te besaba
soñé tantas cosas
que apenas sabía
en qué estado estaba.»


Como recomiendan los editores en páginas interiores, conviene no dejar la ENCICLOPEDIA MORADA
al alcance de los niños, no se la vayan a comer los muy bestias.
Morado, como dice el prologuista, pertenece a la saga de los Forshyth y se crió en las verdes praderas del Orinoco, donde crece el verduli, canta el alegre chiricuya y se oyen fluir las aguas del caudaloso Tigris. La Science Enciclopedy Digest, editada por la Universidad de Carolina (1), dedica treinta y dos páginas a glosar la figura, la obra y la repercusión de Morado en la industria textil. Al final, S.E.D. llega a la conclusión de que sin «La Enciclopedia Morada» que él escribió en los años de su lactancia, no sería posible concebir el mundo. Eso le valió la excomunión, pero después fue amnistiado con motivo del triunfo del Real Madrid sobre el Racing de Malinas, Ahora, la Enciclopedia llega a nuestras manos fresca y lozana como el día en que se escribió. Aprendamos a amar la tónica (2).
(1) Del Norte, no de Mónaco,
(2) Este libro no está subvencionado por ninguna casa comercial ni cosa que se le parezca.

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