El libro del viajero feliz

Existen libros de viajes y libros para los viajes. Este corresponde a la segunda categoría y no se conforma con acompañarle de casa a la oficina, del cuarto de baño al dormitorio, o de Europa a América. Ni mucho menos. Sus pretensiones son mayores, pues como indica su título, EL LIBRO DELVIAJERO FELIZ no vería cumplidos sus objetivos si el lector, a la par que se desplaza, no se solaza. Para ello, JOSÉ DE CORA propone tres tipos de viajes: los mecánicos (vuelos en avión, travesías en barco…), los imposibles (una visita al infierno, o al Olimpo de los dioses helenos), y los mentales (cuando todo está al alcance de la mano con sólo intentarlo). Al buen albur del usuario queda la posibilidad de abrir el libro por la página que desee, ya que el plan de la obra no contempla con exactitud un principio y un final, que suelen ser requisitos imprescindibles de todo viaje. Aquí, como ocurría en las rutas de los grandes navegantes, se sabe cuándo se empieza, pero nunca por dónde se va a ir, ni tampoco cuándo se termina. En definitiva, EL LIBRO DEL VIAJERO FELIZ no le ayudará a reservar plaza en los mejores hoteles, ni le informará sobre las temperaturas de los principales enclaves turísticos, ni siquiera contiene detalles sobre la construcción de las principales catedrales europeas; pero a cambio de todas esas lagunas culturales, sus páginas serán la mejor compañía para salas de espera, prolongadas estancias en aeropuertos o para leer en cubierta, mientras la brisa marina curte nuestra piel con tonalidades marrones. Como en el caso de la anterior obra del autor, Manual del perfecto político (Espasa Crónica), se garantiza el entretenimiento, aunque no los resultados.

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