El bicéfalo

Johnson & Johnson es un personaje auténticamente peculiar. Tiene dos cabezas y esa anomalía, que para él es consubstancial y ordinaria, origina no pocos problemas administrativos en una sociedad que no está preparada para que nadie venga exhibiendo características que no están recogidas en ningún casillero de los formularios, ni en los epígrafes de las estadísticas, ni en los espacios en blancos de los documentos de identidad.

Por eso Johnson & Johnson tiene un grave problema, que en el estreno de la obra subieron al escenario de Miami Sergio Doré Jr. y Alexander Otaola, bajo la dirección de Nour da Silva. Doré es un actor cubano de teatro, televisión, cine y audiolibros. Estrenó docenas de obras en La Habana y entre sus títulos cinematográficos más reconocidos figura  El especialista, de 1994. En televisión, Corrupción en Miami y Hora once.

Otaola, también cubano, es actor, doblador y presentador de televisión en Miami. Igualmente, es conocido por su activismo político.

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Quiso la casualidad, o sabe Dios si la necesidad, que el pasado noviembre estrenase una pieza de teatro en el Koubeck Center del Miami Dade College, es decir, la universidad privada donde Carme Chacón ha comenzado a impartir aulas y donde estará hasta mayo, antes de retomar la política española con las primarias de su partido. Podría pensarse que la estrategia de Chacón es contraproducente, sobre todo si le aplicamos la regla de oro que dos políticos recios, dedicados a ello de por vida y muy lucenses ambos como son Manuel Fraga y Fidel Castro, tuvieron como divisa: Hacia atrás, ni para tomar impulso. Pero quizás Chacón y Barroso piensen que este traslado a Miami, no es un retroceso, sino un trampolín más alto desde el que lanzarse para que todos los votantes socialistas, que son los primeros a los que encandilar, digan con la boca abierta: Mira quién salta. ¿Es un pájaro, es un avión? No, es la Chacón. La pieza representada en el teatro del Miami Dade College se titula El bicéfalo, y la colonia cubana creía que era algo relacionado con la isla, porque desde hace cuatro años al castrismo lo llaman “el régimen bicéfalo de Cuba”. Como no era cosa de desilusionarlos, me dejé querer y admitía: “Cada uno ve lo que quiere e interpreta lo que le da la gana”. Faltaría más. Ahora, con Chacón en el Dade College, dirían si el bicéfalo era el PSOE, con Carme allí y Rubalcaba aquí. Les respondería lo mismo, pero que lo resolvieran ya, porque El bicéfalo acaba mal. En Galicia, Besteiro ha dado un golpe de autoridad que necesitaban como agua de mayo, ese mes en que regresa Chacón. Mi corta experiencia americana me sirvió para confirmar algo sabido: puestos a organizar, no les gana nadie. Ella va a dar clases, pero tampoco le vendrá mal un viaje bicéfalo y recibirlas.

J. de C. / El Progreso

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