El bezoar

María trabaja en la sección de reparto de un periódico. Durante una de sus jornadas laborales descubrimos que es víctima de sudores de origen desconocido.

De manera inconsciente la protagonista trata de mitigar su nerviosismo mordiendo sus propios cabellos en cualquier ocasión.

De vuelta a casa desde su trabajo la muchacha cruza su mirada con Seixo y surge entre ellos cierta atracción. Pero las crisis de la joven en la intimidad de su hogar son cada día más violentas. Días después encontrará de nuevo en la calle a Seixo, quien en esta ocasión decide seguirla. Juntos acuden a un bar donde intercambian besos y caricias. Pero los deseos de María por llevar a cabo una relación sexual satisfactoria son interrumpidos por una nueva crisis nerviosa que le provoca una perdida del conocimiento. Ya en casa, su abuelo Telmo reconoce sus síntomas como un caso de ramo cativo, y al día siguiente la acompaña hasta la capilla donde su titular lleva a cabo exorcismos.

Don Amaro recibe a los visitantes con un viejo ritual heredado de sus antepasados en la parroquia, y la muchacha entra en catarsis. El ritual termina cuando María vomita el bezoar que crecía en su interior, de tal manera que a los pocos minutos es patente su recuperación.

En una segunda cita con Seixo la relación amorosa de los jóvenes resulta plenamente satisfactoria. Mas cuando la historia parece llegar a su fin, la conducta de María revelará una nueva manifestación del ramo cativo.