Este libro entró en máquinas en el momento de producirse el merecido ingreso del Generalísimo Franco en la Historia, momento coincidente con el primer mensaje de la Corona. Por ello, todavía no ha dado tiempo a que se esfumen los temores que levantaba la censura en encuestados y autores ni a que se vean cumplidas las conciliadoras palabras del Rey.
Nuestra encuesta tiene en sí misma defectos inherentes a la propuesta personalidades, ya que la ambigüedad del término puede convencer a unos y a otros no. En el caso que nos ocupa se utiliza personalidad por representatividad. En efecto, se han escogido como universo de la encuesta cabezas de corrientes de opinión, ideologías, grupos políticos y elementos con poder social.
Naturalmente, la encuesta ha salido volcada. Los que responden – en su mayoría – son políticos, en su más estricta acepción: personas que se interesan por la realidad que les rodea y tratan de poner soluciones acogiéndose a determinadas formulaciones teórico-prácticas que podemos llamar genéricamente ideologías.
Desde luego, han existido quienes bien quisieran expresarse y no pudieron hacerlo o, en todo caso, lo hicieron con denominaciones que están legalizadas aunque sus postulados son reconocibles tras dos líneas de lectura atenta. A ellos queremos dirigir no nuestras disculpas, porque las limitaciones son fruto de toda la sociedad, sino una mera aclaración: este libro pretende contribuir a una clarificación de lo que hay y se permite que haya, de lo que existe y las leyes dejan que se exprese.
La proclividad al silencio de aquellos que no respondieron tampoco debe ser interpretada como peyorativa. Simplemente no lo hicieron. Los que enviaron sus respuestas no son menos honrados: creen – como nosotros, que hay que aportar alguna luz al hasta hoy clandestino panorama de las ideologías.
No dudamos que es preciso trabajar en cualquier campo de la sociedad española para que muy pronto sea un hecho «El Libro Libre de las Ideologías».
De momento, aquí están 200 respuestas plurales que nosotros ofrecemos a S. M. el Rey como parte esencial de la realidad de España.
